Se iban.
No, claro que no. No podían irse. Pero se iban. ¿Que podía hacer? ¿Dejarlos ir? ¿Despedirse, acaso? No, no servía para despedidas. 5 años de pura amistad. Incondicional. Esplendida amistad ¿Como despedirse de eso? Claro, entendía perfectamente lo mal que hacia al aferrase de esa manera. Entendía que ciertas cosas, especialmente como esas, a veces era necesario dejarlas ir. Pero ella nunca había sido de los que dejan ir las cosas. 4 amigos, cada uno especial con sus particularidades. El primero había llegado con su espíritu aventurero y su coraje, abriendo las puertas de una amistad que ella jamas había conocido. Luego, el segundo, con su inteligencia y su espiritu vengativo, pero fiel. Despues, el tercero, curioso y dispuesto a todo por un poco mas de vida. El cuarto y ultimo, vino con su amor y su dulzura y con su fueza tambien.
Cada uno de ellos formaba una pequeña parte de ella. Una pequeña parte a la que no estaba dispuesta a dejar. A veces se preguntaba si ese amor no era solo un capricho que parecia ser amor, se preguntaba si solo era un engaño, tal vez no los amaba tanto, solo amaba esa parte que formaban en ella. Pero luego, hablaba con ellos por solo un momento, los miraba, los sentia y sabia que los amaba, los amaba a todos y cada uno de ellos. Le hablaban con una voz que parecia musica en sus oidos. La miraban con una honestidad con la que los hacian algo autentico y real. Los sentia con amor. Un amor que era imposible reproducir con un engaño o un capricho.
Pensaba todo esto y se decia "¿Realmente debo dejarlos ir?" No realmente. ¿Ellos querian? No. Sabia que no. Entonces, ¿Por que no podian quedarse? Sin pensar en lo que debia hacer y en lo que era lo correcto, hiso lo unico que no se habia propuesto hacer, lo que ahora parecia la idea mas brillante y sencilla. Pensando en cuanto los queria, en cuanto significaban para ella, cuanto le habian brindado, como la habian escuchado, como la habian amado, dijo:
-Quedense.
Y se quedaron.
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