La pasión de Bastian Baltasar Bux eran los libros.
Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidando el mundo y sin darse cuenta de que tenia hambre o se estaba quedando helado...
Quien no haya leído en secreto, a la luz de una linterna, porque Papá o Mamá le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir porque mañana hay que levantarse temprano...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo esto por experiencia propia, no podrá comprender probablemente lo que Bastian hizo entonces.Claramente comprendo a Bastian.
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