-Tal vez luego podemos ir al lago, ¿que te parece, hijo?.- El padre de Robin buscaba algo en la caja de herramientas, dandole la espalda a su hijo.
-Seguro, Papá.- En la cara de Robin se dibujó una sonrisa oscura y profunda mientras deslizaba su mano lentamente sobre la mesa para agarrar la cuchilla.
-Oye, hijo, ¿no has visto el martillo?
-No, papá, tal vez este en la cochera.
-Me fijaré.- y salió de la cocina
Robin se levantó y se paseó lentamente por la cocina pasandó sus dedos por la hoja del cuchillo. "Tranquilo, chico, tranquilo, una pequeña apuñalada en el pecho y todo acabara." Trataba de tranquilizarse pero se le hacia imposible no sentirse nervioso. "Vamos, conoces a este tipo hace 16 años, ¿que tan dificil puede ser?"
-¡Ya lo encontré, Robin!.- Gritó su papá desde la cochera.
-¡Genial, papá!.- Trató de fingir entusiasmo pero no pudo evitar que su voz temblara.
"El tio vendrá para la cocina, un solo corte y me lo habré sacado de encima." "¿Y que pasara con mamá?" decia otra voz insegura en su cabeza. "Tranquilo, Robin, tranquilo, cada cosa a su tiempo. Ya veremos que hacer con ella"
-Debe haber sido tu madre siempre cambiando las cosas...- No pudo teminar.
La sangre comenzo a emanar de su pecho, tiñendo toda su camisa. Parecia buscar una explicacion en los ojos de su hijo, pero Robin evitaba mirarlo a los ojos. Trato de levantarse pero su hijo se vio obligado a apuñalarlo una vez mas, esta vez un poco mas abajo. Su padre gritó y dejo de moverse.
Robin estaba apunto de estallar.
-¡¿Eso es lo que querias, maldito cabron?! ¡Mira a donde me has llevado!
Se tiró en el suelo en una mezcla de gritos y sollozos, enojado con el mismo, con sus padres y con todo el mundo.
-¡Solo querian joderme! ¡Solo querian presionarme, esperando siempre lo mejor! ¡AQUI ESTA LO MEJOR!
Lo unico que habia delante de Robin era amargura y presión, siempre lo habia habido, pero ahora, tal vez a causa de sus gritos pudo entender que tal vez todo pudiera haber terminado
-Seguro, Papá.- En la cara de Robin se dibujó una sonrisa oscura y profunda mientras deslizaba su mano lentamente sobre la mesa para agarrar la cuchilla.
-Oye, hijo, ¿no has visto el martillo?
-No, papá, tal vez este en la cochera.
-Me fijaré.- y salió de la cocina
Robin se levantó y se paseó lentamente por la cocina pasandó sus dedos por la hoja del cuchillo. "Tranquilo, chico, tranquilo, una pequeña apuñalada en el pecho y todo acabara." Trataba de tranquilizarse pero se le hacia imposible no sentirse nervioso. "Vamos, conoces a este tipo hace 16 años, ¿que tan dificil puede ser?"
-¡Ya lo encontré, Robin!.- Gritó su papá desde la cochera.
-¡Genial, papá!.- Trató de fingir entusiasmo pero no pudo evitar que su voz temblara.
"El tio vendrá para la cocina, un solo corte y me lo habré sacado de encima." "¿Y que pasara con mamá?" decia otra voz insegura en su cabeza. "Tranquilo, Robin, tranquilo, cada cosa a su tiempo. Ya veremos que hacer con ella"
-Debe haber sido tu madre siempre cambiando las cosas...- No pudo teminar.
La sangre comenzo a emanar de su pecho, tiñendo toda su camisa. Parecia buscar una explicacion en los ojos de su hijo, pero Robin evitaba mirarlo a los ojos. Trato de levantarse pero su hijo se vio obligado a apuñalarlo una vez mas, esta vez un poco mas abajo. Su padre gritó y dejo de moverse.
Robin estaba apunto de estallar.
-¡¿Eso es lo que querias, maldito cabron?! ¡Mira a donde me has llevado!
Se tiró en el suelo en una mezcla de gritos y sollozos, enojado con el mismo, con sus padres y con todo el mundo.
-¡Solo querian joderme! ¡Solo querian presionarme, esperando siempre lo mejor! ¡AQUI ESTA LO MEJOR!
Lo unico que habia delante de Robin era amargura y presión, siempre lo habia habido, pero ahora, tal vez a causa de sus gritos pudo entender que tal vez todo pudiera haber terminado
De repente todo se aclaró para Robin. Comenzó a reirse histericamente, aún llorando un poco. Se rió a carcajadas, aun mas espantosas que sus gritos. Se levantó y salió corriendo al patio delantero, gritando, riendo y llorando a la vez.
-¡GANÉ! ¡GANÉ! ¡NO PUDIERON CONMIGO, MALDITOS CABRONES, NO PUDIERON!
Comenzo a correr por la calle haciendo caso omiso a las miradas curiosas de los vecinos.
-¡GANÉ! ¡GANÉ! ¡NO PUDIERON CONMIGO, MALDITOS CABRONES, NO PUDIERON!
Comenzo a correr por la calle haciendo caso omiso a las miradas curiosas de los vecinos.
-¡GANÉ, GANÉ!.- Corrió hasta que sus gritos parecieron perderse en la oscuridad de la noche.
En el fondo Robin sabia que siempre habia sido un alumno aventajado.
En el fondo Robin sabia que siempre habia sido un alumno aventajado.
Este cuento me dejo re sorprendida. Como que de repente están todos re felices, y de la nada el chabon se mata porque esta muy presionado. En todo un segundo pasa todo eso, es muy flash. Me dejo flasheada, así.
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