jueves, 13 de octubre de 2011

Vuelve

-¿Decirte cuanto te amo cambiaria las cosas?.-Me dijo.
Me repugnaba. Lo miraba ahí, tan desesperado, casi suplicando y me daban ganas de gritarle "Por dios, ten un poco de dignidad, levántate, sécate las lágrimas y vete." Tuve que reprimir una mueca de asco.
-No.- Dije demostrando todo el asco que sentía por él en mis ojos.
-¿Entonces no queda nada mas por decir?.- Un ultimo brillo de esperanza relucía en sus ojos. Al ver como negaba con la cabeza ese brillo se extinguió.
Se acercó a mi para despedirse, pero yo me aparté. Me dedico una mirada suplicante por unos segundos y finalmente abrió la puerta y se fue sin mirar atrás.
"Maldito bastardo, ni un poco de dignidad."
Lo increíble es que yo lo había amado. Lo había amado con pasión. Él había sido probablemente el amor de mi vida. Antes habría dado cualquier cosa por él. Él era mi mundo entero. Y ahora él no significaba nada para mi. Nada. Podría haberlo matado sin sentir un poco de dolor. Podría haber visto como moría lentamente sin hacer nada para impedirlo. ¿Por que? Nunca llegue a saberlo. Él parecía el hombre perfecto. Interesante, inteligente, tierno, bonito, varonil. Recuerdo charlas enteras con él en las que jamas me aburría, hablabamos y hablabamos. A cualquier tema él le daba interés. Era una de esas personas con las que te entiendes cuando hablas. Y simplemente lo había dejado ir. Por decisión propia. Cualquiera diría que fui una idiota. Cualquiera diría "¡Vamos!, ¿por que lo dejaste ir?" Y es exactamente lo que pensé dos minutos después de que se fuera. A medida que iba recapasitando sobre lo que habia pasado, me enojaba mas y mas conmigo misma, hasta el punto en que no pude resistir mas. Desesperada, corrí hacia la ventana. Estaba sentado en el umbral. Lloraba, o por lo menos eso creo, tenia la cara entre las manos y se sacudía en breves espasmos como si estuviera sollozando. Lo observe silenciosamente desde la ventana, mientras pensaba en lo que había echo. Por dios, ¿como había sido tan idiota, tan malvada?. "¡Vuelve!"  le quise gritar, pero no tuve valor. Me eche a llorar en silencio.
No pude ver cuanto lo queria hasta que se marchó. Hasta que yo hice que se marchara. Y simplemente no podia ir a decirle que volviera. Queria, y no podia. Me alejé de la ventana y lloré con fuerza, soltando sonoros sollozos. "¿Por que?" me decia, "¿Por que fui tan estupida?" Y ahora yo era la idiota sin dignidad, que queria devuelta a alguien que yo misma habia alejado, por un capricho idiota, sin razon alguna.
Me asome a la ventana otra vez. Él se estaba yendo. Vi como se secaba las lagrimas con el dorzo de su mano. Miró hacia mi ventana y se cruzaron nuestras miradas por unos segundos. Le dedique una sonrisa, que él aparentemente no me pudo devolver. Y se fue.
-Vuelve.- Dije. Y aunque fue un susurro inaudible, sonó como la suplica mas desesperada.

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