domingo, 1 de abril de 2012

Rojo

 Al principio lo detestaba, me asqueaba. No veía la gracia de toda esa locura y crueldad. Veía mis manos y lo único que quería era cortarlas, cortarlas y tirarlas lejos. No entendía para que me había metido en ese... negocio? Me arrepentía, lloraba, me lastimaba, tenia horribles pesadillas, pero lo seguía haciendo, no me quedaba alternativa. Recuerdo que al hacerlo me invadía una desesperación terrible. Siempre era igual. Primero todo era desesperante locura y descontrol, el no saber que hacer me volvía loco. Después venia una parte de horrible suspenso y ansiedad en la que los minutos se volvían horas, horribles e interminables. Luego, esa horrible mezcla de emociones, cuando todo se volvía de ese color nauseabundo, y yo creía enloquecer, tratando de lastimarme, odian dome a mi mismo. Y todo terminaba, y yo rompía a llorar desesperado y en silencio.
 Claro, después esos llantos se convirtieron en carcajadas, esas horas se hicieron magnificas, las pesadillas se convirtieron en los mas bonitos sueños y ese color se volvió precioso. El simple echo de pensarlo se me hacia reconfortante. Y hacerlo me volvía loco. Primero todo era fantástica locura y descontrol, después venia esa parte de suspenso y emoción y luego... Esa mezcla de emociones, esa preciosa mezcla de emociones, cuando todo se volvía de un mismo color, ay, ese color, hermoso como ninguno. Y parecía que todo se teñía y yo siempre pensaba que iba a enloquecer, y no podía creer lo maravilloso que era, y el color...
 Matar. Matar era lo que amaba. Matar era lo que hacia.