viernes, 12 de agosto de 2011

Confesiones

-¿Lo hiciste?- le pregunte.
Nunca se lo había preguntado. Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo.
-Claro.-Dijo.-Claro que lo tome.- Se quedo un momento en silencio mirando a Teddy y a Vern.- Tu sabias que lo tome. Teddy sabia que lo tome. Todo el mundo lo sabia. Hasta creo que Vern lo sabia.
 Iba a negarlo, pero decidí no hacerlo. Tenia razón. No importaba lo que yo les había dicho a mis padres de que a una persona se la considera inocente hasta mostrar su culpabilidad, tenia razón; yo lo había creído culpable.
-Luego, tal vez me arrepintiera e intentara devolverlo.- Dijo Chris.
 Lo mire fijamente. Con los ojos bien abiertos.
-¿Intentaste devolverlo?- Pregunte.
-Dije tal vez. Solo tal vez. Y tal vez hablara con la vieja señora Simons y se lo entregara, y el dinero estuviera allí, pero me dieron tres días de "vacaciones", porque el dinero no apareció. Y puede que la semana siguiente la vieja señora Simons se presentara con una flameante falda nueva.
 Mire a Chris, demasiado asombrado para poder decir alguna palabra. Me sonrió, pero era una sonrisa torva, terrible, que no incluía sus ojos.
-Solo tal vez.- Dijo. Pero yo recordé la falda nueva:  una falda de algodón en tonos pardos muy bonita, muy amplia. Recordé haber pensado que la señorita Simons parecía mas joven, casi bonita, con ella.
-Chris, ¿cuanto dinero era?
-Casi veinte pavos.
-¡Chris!- Dije, en un susurro.
-Así que digamos que robe el dinero de la leche y luego la vieja señora Simons me lo robo a mi.  Imaginate si salgo con esta historia, yo, Chris Chambers. Hermano de Frank Chambers y Ojo Chambers, ¿crees que alguien me habría creído?
-Ni hablar.- Dije en un susurro.- ¡Santo cielo!
Volvió a ofrecerme su sonrisa helada y atroz.
-¿Y crees que esa zorra se hubiera atrevido a hacer algo si se hubiera tratado de uno de esos niñitos de The view? ¿Si hubiera sido uno de ellos quien habría tomado el dinero?
-No.-Dije yo.
-Claro que no. Si hubiera sido uno de ellos, la señora Simons habría dicho: "Muy bien, muy bien, lo olvidaremos esta vez, pero tendrás un gran castigo. Y si se te ocurre volver a hacerlo, el castigo sera doble." Pero tratándose de mi... En fin, tal vez llevaba mucho tiempo deseando esa falda. En cualquier caso, vio la ocasión y la aprovecho. Fui un imbécil en tratar devolverlo. Pero como iba a ocurrirseme cualquiera... Como... Que una profesora... Oh, que mas da ya, de todas formas. ¿Por que diablos estoy ahora contándotelo?
Se paso el brazo, con irritación, por los ojos y me di cuenta de que estaba a punto de llorar.
-Chris.-Le dije.- ¿Por que no haces los cursos del instituto y vas luego a la universidad? Puedes hacerlo perfectamente, eres inteligente.
-Oh, todo lo deciden ellos en sus despachos. Y en sus reuniones. Ya sabes, los profesores, se sientan todos juntitos formando un circulo y todos ellos dicen "Ya, ya, claro, claro" Lo único que les importa es como te comportaste en la primaria y lo que piensan en el pueblo de tu familia. En realidad, de lo que se trata, y lo que ellos están determinando, es si contaminaras o no a esos niñitos preciosos que se preparan para la universidad. Pero puede que lo intente por mi cuenta. Nose si podre conseguirlo, pero puedo intentarlo. Porque quiero largarme de Castle Rock e ir a la universidad y no volver a ver a mi viejo ni a mis hermanos. Quiero irme a algún sitio donde nadie me conozca y no tenga cosas en mi contra antes siquiera de empezar.
-La gente, Gordie, le gente te hunde.
-¿Quien?- Pregunte, pensando en los profesores, o en monstruos adultos como la señora Simons, su hermano que andaba con Ace, Billy, Charlie y los demás, o tal vez en sus propios padres.
-Tus amigos te hunden, Gordie. ¿Es que no lo sabes?- Me dijo señalando a Vern y Teddy, que se habían parado a esperarnos. Se estaban riendo por algo. Mas bien, Vern se estaba muriendo de risa.- Tus amigos, Gordie, son como naufragos ahogados agarrándote las piernas. No puedes salvarlos. Solo hundirte con ellos.
-¡Vengan ya, tardones!- Grito Vern, aun riendo.
-¡Venga, vamos!- Grito Chris y, antes de que yo pudiera decir nada, echo a correr. Hice otro tanto, pero el alcanzo a los otros antes de que yo lo alcanzara a el.

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