martes, 1 de noviembre de 2011

3. Cerrado

Cerrado.
Por primera vez, el pequeño cartel colgando de la puerta que usualmente decia "abierto", ese dia, estaba dado vuelta y mostraba un "cerrado" que apagaba mis esperanzas. Ella jamas la cerraba, es decir, por las noches trababa la cerradura, pero siempre, todos los dias y a toda hora, el cartel mostraba "abierto". Mire hacia adentro y me inquieto lo deprimente que se veia todo: No habia velas alumbrando con esa luz tenue que le daba ese toque tan especial y eso hacia que el lugar pareciera abandonado, solitario y sobretodo, que perdiera cierta magia. Los pergaminos y los recortes de diarios que solian haber en el suelo habian desaparecido. Su viejo sofa no estaba, y, lo que le daba mas tristeza al lugar, ella tampoco estaba ahi. No estaba ahi para recibirme con su usual "buenas tardes", no estaba ahi para abordar temas infinitos, tampoco para dedicarme una de sus sonrisas que parecian iluminar toda la habitacion, ni para confundirme con sus intrigantes miradas.
 Sin duda eso tenia que ver con su llanto de la ultima visita. Yo habia estado dudando dias y dias sobre ir o no ir. Cada dia me decidia por ir, pero luego recordaba el llanto y como ella no habia querido hablar conmigo al respecto, ¿querria ahora?, yo solo queria darle tiempo, pero, hablando de ella, nunca se sabian cuales eran los tiempos correctos. Finalmente, ese dia me habia decidido por ir a hablar con ella. Ahora me encontraba con el cartel dado vuelta y el lugar practicamente abandonado. Tal vez se hubiera enojado por mi ausencia. ¿Habria creido que yo la habia plantado? No, ella no era así. Pero ¿y si sí lo era? ¿que tanto conocia yo de ella? ¿y si era mi culpa que ella no abriera?. Poniendo pausa a mis millones de dudas, me dirigi a el almacen que estaba cruzando la calle.
-Disculpe,-pregunte al dueño.- ¿no sabe que ha pasado con la dueña de la biblioteca de enfrente?
-Ayer por la mañana salio durante unas horas y luego no volvio o yo por lo menos no la he visto.- Me dijo.
 Me quede callado mientras contemplaba la pequeña biblioteca.
-Bonita mujer, ¿eh?.- Me dijo el hombre lanzando una risotada.
 El comentario casi me causo rabia. ¿Bonita mujer? que estupido ignorante, ¿ese hombre que sabia? ¿que sabia de ella? ¿que tanto podia conocerla? Ja, lo bastante como calificarla como una "bonita mujer", se me ocurrieron mil comentarios rabiosos para contestarle, pero decidi que no valia la pena descargarme con ese hombre.
-La mas preciosa.- me limite a decir. Luego me marche enfrascado en mis pensamientos.
 Mas triste que antes, recordé cuando la habia visto llorando. ¿Habria sido esa la ultima vez que la habia visto? ¿habria regresado? y si no, ¿regresaria? ¿cuanto tardaria? Todas estas preguntas y mas rondaban por mi cabeza, haciendome sentir peor con cada una de ellas. Solo queria verla. Queria ver sus ojos rojos, queria escuchar su risa, queria ver su sonrisa, queria oler su bonito perfume. Y no podia, y quien sabia cuanto tiempo pasaria hasta volverla a ver. 
 Mis ojos se humedecieron y estuve a punto de llorar, pero me obligue a no hacerlo. ¿Que estaba haciendo? ¿Me derrumbaba por el simple echo de que ella, por un dia, no estaba? Tal vez regresara mañana, o pasado mañana, ¿quien decia que no regresaria? Tal vez mis lamentos eran en vano. ¿Para que exagerar?
 Al otro dia regresaria, con la esperanza de que el cartel dijera "abierto" y que ella estuviera alli, en su sillon. Y si no, pues, ya habria tiempo para llantos y lamentos.

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